Tres
semillas de sandía o partes de un rompecabezas (es el título con el me gustaría
nombrar a este decir).
En una carta dirigida a su madre y a su hna.
Nietzche escribe: Hay buenas razones para que me falten personas que coincidan
conmigo, y sería ridículo para un filósofo exigir algo distinto.; resulta
espantoso estar solo en la medida en que yo lo estoy. Pero entre la multitud Me
sentiría más solitario que ahora.
¿Acaso es la soledad la que permite que la
poesía se dé?.
Zaratustra recomienda en no pocas ocasiones
refugiarse en una necesaria soledad: “Estaba solo, y no hacía otra cosa que
encontrarse a sí mismo. Entonces gozó de su soledad y pensó muy buenas cosas
durante horas enteras”, o “¡Amigo mío! ¡Refúgiate en tu soledad!“.
Cantaba
Zaratustra: «¡Oh, soledad! ¡Soledad, patria mía!»
En definitiva, Nietzsche deja la opción
abierta: es uno mismo quien, al fin y al cabo, ha de escoger: «En la soledad el
solitario se roe el corazón, en la multitud es la muchedumbre quien se lo roe.
¡Elegid!».
Gustavo Tisocco habla de Un solo. Llama así a
su libro, ¿o es un llamado?. Y comienza
este, su por ahora último libro,
con un hermoso poema donde dice
quién es poeta. Y Lo dice mostrando
quién no lo es. ¿Es la poesía Un oficio? ¿Una profesión? ¿Un acto de fe? PÁG 11
TAMBIÉN
nos pregunta Gustavo si se elige este modo de ser. Y a través de
un poema nos dice: No soy yo el que escribe /es el viento.
Entonces en el cuerpo del yo, es otro el que
escribe, ya sea el lenguaje a
través del viento, por ejemplo el viento nos tomaráde la mano, la llevara hacia el lápiz, hacia el
tecleo de la máquina, ¿se podría decir que el poeta es un elegido? ¿Y tal vez
esa elección implique otro modo de ser: ¿Un ser y estar Solo.?
Con estos poemas empieza el recorrido de El solo, el viaje desde el nacer que es olvidar y
pensar en las flores, en el aire. Sin saber ¿todavía? que “todo será abismo”.
En Un solo
el sonido y las imágenes nos van envolviendo, y Gustavo Tissoco, nos lleva a través del Pero,
ese pero que a veces se nos escapa al ir escribiendo, aparece sin necesidad y
que, sin embargo, aquí tiene el pero la fuerza de esa conjunción adversativa, y
que lleva al camino del oxímoron, de la metáfora, de los conceptos que se
contraponen para coincidir o no. (Ver/leer
los poemas con el pero).
En El solo, acompañan las flores, los pétalos,
los pájaros, muchos pájaros revolotean las hojas del libro; pueden ser
golondrinas, palomas, picaflores, gorriones, cigarras, y el corazón que puede
estar enjaulado, otro pájaro el corazón.
Dice
Gustavo Tisocco en un poema :Late un pájaro en mi mano/tibia mi palma /
y ese palpitar/ como de tambores.
y pág 35, pág 37. Los pájaros que están en la
propia jungla que se es. Los pájaros a los que abro la jaula.
La soledad también tiene sus caras opuestas
A veces la soledad duele /como si un puma te
arañara por dentro. Otras veces es “refugio /como si un jardín /invadiera tu
sombra” ¿Una sombra dulce o amarga? o las dos cosas a la vez?
Esta simultaneidad imposible, esta
yuxtaposición, aparece, se logra en este libro de Gustavo Tisocco. Una cosa y
la otra, una bella sorpresa y junto a esa belleza, el abismo.
Y una tristeza que recorre como los pájaros,
como las flores, estos poemas que nos recorren, porque al leerlos, al tener esa
joya de libro en nuestras manos, al pronunciar sus palabras, también somos
tristes y solos, porque queremos estar adentro del libro. Ser ahí.
Además Tisocco nos avisa del peligro de la
eternidad, donde se está triste y solo, tanto tiempo, todo el tiempo.
Solo, único, solamente, separado de cada cosa.
El solo de la orquesta que tiene que dejar a su grupo para hacer escuchar solo
su voz, su violín.
Y el amor que nos puede llevar a una mayor
soledad. Como la del mismísimo Adán, el eterno Adán que pobló la tierra.
Hay tanto soledad como habitantes somos nos
dice Gustavo.
Y también que El único amor es el primero /los
demás solo piezas de rompecabezas.
Así, somos cada uno unx parte del
rompecabezas, cada unx tratando de
encontrar cómo componer, cómo encajar
con la otra parte, vivos o muertos.
Pág 87, pág 88 leer.
Y como aparece entonces ese Pero como una
afirmación que hace que en esa soledad del desierto, en esa sequía del
desierto, llueva.
No puedo dejar de citar estos versos tan conocidos de Quasimodo:
“Cada uno está solo sobre el corazón de la
tierra traspasado por un rayo de sol y de pronto anochece”.
Y como este poeta, diría que Gustavo Tisocco
es nuestro poeta de la condición humana.
Susana Szwarc