PALABRAS DE CARLOS CARTOLANO SOBRE MI LIBRO TERRESTRE
Me consideraba ignorante de tu poesía, ya que había leído
sólo algunos trabajos esparcidos en la red. Ahora exclamo ¡cuánto me
perdía! He leído en un santiamén
–devorado diré- Terrestre, y me envuelve una sensación de
profunda satisfacción tanto en la carne como en la profundidad. Desde el
sensible hombre pez, que exige sumisión, confesiones y sacrificios
espirituales, hasta me gustan los hombres tristes, he reconocido, también
recorrido, yacimientos íntimos con luces que hasta el momento de leerte, no
disponía.
En el trayecto pude comulgar con el silencio y advertir con
vos que La Poesía es una celda de luz/ que nos mutila. También Exiliado, te
copié al concluir Ahora el acertijo que soy/ no tiene retorno. O comprendí a tu
lado, como tantos, la costumbre de rezar por costumbre,/ con toda la rabia/ el
desconcierto. Compartí que siempre … el tiempo fue el verdugo/ que cortó la
piola. Ante la pérdida, muy bien podría repetir con vos ¿Cómo creer en Dios/ si
no sé si el celeste es cielo/ o sólo un hueco de pájaros que perdieron los
ojos?.
Me detuve en tus referencias a la niñez, a las madres del
dolor, a tanta pérdida injustificable de vidas, en tu recurrencia –tan
acertada- al cobijo del amor (Un altar en el centro,/ un resquicio de luz/ un
universo), en el hartazgo del materialismo (Hay días/ en que soy un látigo/
desgarrando mi espalda), y así llegué al autorretrato de página 57, que
considero magistral ejemplo del género poético.
Todos los poemas penetran, encienden, nos cambian. Un
piquete a tu corazón/ para que habites el desamparo que soy, decís, y hay que
creerlo en tu poesía de maravillas. O He saltado del agua desde pequeño/ y no
hay peceras para mí/ no hay peceras. O te compartí epigrafiado en uno de mis
poemas, al copiar Todos hacemos el amor/ cabalgando bosques. ¡Gracias por tu
poesía! Ella me ha acompañado y le abro las puertas de aquí en más; comprendo
que La soledad es un hilo/ que te ahoga.
Mucho de lo que encuentro en tu poesía tiene que ver, creo
comprender, con ¨tu otra actividad¨. Hace muchos años, cuando nació mi tercera
hija –Alba-, a su mamá la atendió el equipo de la Dra Alicia Palant (Parto en
penumbras, con participación del papá ¡toda una revolución!). Y en ese grupo
profesional era neonatólogo Alberto Grieco, una persona encantadora con la que
llegué a compartir alguna amistad. Ahora me lo has recordado después de tanto…
CARLOS CARTOLANO