viernes, 9 de septiembre de 2022

Comentario de Mirta Venezia sobre mi Libro EL SOLO

 


“No soy yo/el que escribe/es el viento” dice Gustavo Tisocco    casi al inicio del poemario EL SOLO y así de entrada nomás  esta soledad es visibilizada a tal punto que el poeta no escribe, el poeta es inmaterial está espejado en versos, es un ser etéreo. Gustavo va eligiendo de la rosa la espina, de la pena hace su morada pero de alguna manera sobrevuela su gaviota con la esperanza siempre puesta en la semilla; el solo es el buscador de la semilla pequeñita azul de la poesía:

“pero apenas una semilla/tengo en mis manos/y es toda la esperanza”.

        Con su ojo de poeta lúcido él sabe de la inmensidad de la gota, del silencio profundo en la maraña del bosque, del sudario y la cruz, de la pérdida, de la vida que late; me imagino  al poeta hacedor de sueños, alumbrando estos versos nacidos en la más pura intimidad, poniendo palabras al dolor  para transmutarlo en belleza, con un estilo simple, cotidiano, profundo que se clava en el interior y no quiere salir. 

         El poeta mira al amor  de frente y es el amor primero el que se clava con su haz de luz y no puede compararse con otro porque es único, cierta orfandad cala hasta los huesos y es imposible no identificarse; nacemos y morimos solos siento, y en el medio hay un breve trayecto que algunos vivimos con intensidad, eso me trae este libro la brevedad del amor, de lo feroz, de lo numinoso, la brevedad del relámpago. Gustavo bucea dentro suyo y podemos ver las mariposas celestes de las que nos habla, el llanto reparador como una sombra  fresca, los juncos del río, el paraíso, el alabastro de la pureza, el palpitar de la piedra y el miedo al borde del abismo.

         Los poemas fluyen amparados en los recuerdos, en postalitas de la adolescencia junto al agua, en restos diurnos  que asoman por la mañana, en la realidad que se desparrama sin pudores y el lector se va dejando llevar por este mundo rico en vibraciones, olores, flashes, colores, tan nutritivos que la soledad está  cargada de vida (un brote de sauce entre tanto desamparo) y dan ganas de asomarse a la vereda recién baldeada y ponerle el pecho. Otras veces hay tanto amor diseminado que el lector no puede menos que fluir y llorarse en intimidad, para transitar el propio dolor, homenajearlo  y luego soltarlo como paloma. No dejes de asomarte a EL SOLO vale cada palabra, vale la alegría y la pena !!

”A veces la soledad duele

lastima

como si un puma te arañara por dentro

un puma con hambre

enjaulado, sediento.

En otra es refugio

como si un jardín

invadiera tu sombra.”

 

 

 Mirta Venezia

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Mira al amor de frente el poeta, como bien dices Mirta. Y vale cada palabra, la alegría o la pena. Saludo desde Córdoba Alfredo Lemon

10 de septiembre de 2022, 9:05  

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