Comentario de Sandra "Tana" Pasquini sobre mi Libro PERLA DEL SUR
Perla del Sur ya desde su título nos
anuncia la figura primordial del origen como columna lumbar a lo largo de la
cual discurre la existencia del autor y de sus seres más amados y es en el
poder de ese origen donde acontece la infancia como territorio de ensoñación y
descubrimiento.
La identidad aquí es la voz precisa en la
geografía con la que Gustavo nombra lo imprescindible, la raíz fundamental a
partir de la cual todo lo demás será un
hecho posible.
Cada poema es en sí mismo un canto, una
alabanza, un homenaje orgulloso a su tierra y a los seres que poblaron su niñez
y comparten su vida.
En ellos el agua aparece como una
constante, el nexo metafísico entre la profesión y el oficio, el amnios
presente en el poder del río, ese organismo vivo y fluctuante en el que se
origina la vida y en el cual también perece y del que más adelante surgirá la
figura del amado personificado como un
pez, el hombre de las profundidades, del cual evocará el goce amoroso y
furibundo de los cuerpos, la memoria de la pasión, el desencuentro, los
vaivenes, la distancia final.
Vida y muerte, tragedia y celebración
confluyen en los dos ríos que abrazan a su pueblo, nada de lo que el agua trae
o lleva le es impropio ni puede ser ignorado, en el cuerpo del río acontece el
devenir.
Navegan su materia, sus líquidas nervaduras
los jóvenes padres enamorados, los
abuelos y su herida irreparable, los amores secretos, los no correspondidos,
los primeros deslumbramientos, las interrogaciones, los sueños.
De esa substancia dimana su espíritu y en
ella habita y va transitando así los diversos acontecimientos a lo largo del
tiempo en que transcurre el libro.
Ser dos, ser uno con el todo, criatura
mítica, ángel y fauno a quien nada de lo que ocurre más allá de su terruño le
es ajeno. Su palabra poética abreva también en la realidad cotidiana para
denunciar el dolor y la llaga, la injusticia y la miseria.
Gustavo vuelve una y otra vez a
Mocoretá a los amigos de entonces, a los
de ahora, a la casa paterna, a Rosita, al Negro y es en ellos que el milagro
trial de la vida se conjuga perfecto.
Perla del Sur es un libro de
transparencias, de extrema preciosura, en él no hay hermetismo ni bosque
impenetrable, ni falsas claves. En él todas las coordenadas son límpidas y
claras. En esta obra de Gustavo y me animo a decir que a través de toda su obra
hay una exaltación superlativa de la franqueza en la voz poética por encima de
lo fatuo, de lo arrogante que puede resultar poetizar lo intimista. Hay en su
escritura lo puro y la inocencia de quien conmueve sin rebusques ni artilugios
y creo que allí orbita uno de los mayores dones de su poesía. Hay en cada poema
una fuerza vertebral que les confiere una identidad incorruptible.
Gustavo es el poeta de la conmoción, de la
preciosidad sin pretensiones, trajina el verso sin apelar a recursos
insustanciales, con una claridad pocas veces ejercida en nuestra literatura.
En Perla del Sur, Gustavo es el arquero que
yace de pie ante el poema con su ballesta de oro apuntando su flecha de luz al
esternón y en él esplende su mayor
belleza poética, su absoluta conmoción.
Perla del Sur es un piedra de joyería,
un libro al cual regresar una y otra vez
como se retorna de manera constante en cada uno de sus versos a ese pueblo de
la infancia, a ese río.
Sandra “Tana” Pasquini
Rosario, Otoño 2019
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