martes, 15 de abril de 2008

Palabras sobre el libro "ENTRE SOLES Y SOMBRAS"


Celebro la aparición de este segundo libro de Gustavo Tisocco. Para mí es un honor participar en esta fiesta que es la presentación de un libro. Le agradezco haber confiado plenamente en mí para ser el editor de su libro y, mucho antes de esto, su guía en este camino que emprendió hace muchos años con la poesía, porque desde hace muchos años escucha (en algunos casos acepta y en otros no) las sugerencias, consejos, explicaciones, durante el trabajo de producción y corrección que desarrollamos en el ámbito del taller. También me siento muy agradecido por la confianza que depositó en mí para ser el editor de su libro. Confieso que sentí una gran responsabilidad -siempre que edito me pasa lo mismo- pero en este caso especialmente por su ingrata experiencia con su primer libro; entonces este libro tenía que ser tal cual lo había soñado, deseado, esperado su autor. Y creo que no le fallé.

Gustavo Tisocco eligió para ilustrar la tapa de su libro una puerta entreabierta. Imagen que, me parece, es la mejor manera de mostrar/mostrarse abrir y no cerrar sus soles y sombras.

La mirada del poeta es así: oscuridad/luminosidad - revelación/misterio - descubrimiento/límite - imposibilidad/posibilidad/ música/silencio. Estos pliegues, estos reversos están en el libro.

Un libro que, sin duda, es de gran importancia para Gustavo, para su apuesta literaria. Y que marca una gran diferencia con el primero, Sutil. Entre soles y sombras recoge lo más auténtico de su vastísima producción, más allá de poemas que pueden gustar más o menos, de aciertos y desaciertos. Entresoles y sombras es un libro auténtico, de un autor verdadero, transparente, que decide mostrar todo, no oculta porque sabe que la poesía es el lugar donde todo sucede, como bien dijo Alejandra Pizarnik.

Y por esa puerta entreabierta emergen los epígrafes que eligió Gustavo Tisocco, los más adecuados para introducirnos en el verdadero clima de tensión que se instala en los poemas. Quasimodo y Vallejo convocados para reflejar en sentido de una vida más allá de sufrimientos y soledades. Porque por un lado aparece el menosprecio de una vida pero que vale la pena ser vivida como también sufrida, pero sufrimiento como instancia esencial de la vida; y por otro, el sentido de la vida que irrumpe en esa inmensa soledad que acosa al hombre.

Gustavo Tisocco no deja nada sin nombrar, recorre cada centímetro de la existencia, y eso lo hace auténtico, frontal, sensible.

Quien se acerque a este libro tendrá la oportunidad de asistir a una experiencia única. Porque habrá que hundirse en estos poemas, compartir su interioridad tan deslumbrante como inquietante, tan abismal como desgarrada, tan ardiente como certera. Ese es el desafío que nos propone el autor, quien se mantiene entre soles y sombras, en permanente estado de alerta, para reflejar/recobrar los sentidos, los deseos, los sueños, las emociones, las injusticias...

Gustavo Tisocco logra inventariar las múltiples realidades de una vida que va descubriendo. Es una mirada aguda y al mismo tiempo comprometida con su alrededor, con sus semejantes. Todo lo que sucede le dispara la necesidad de escribir. Es como si de cada hecho sintiera una conmoción interna, un eco que va ocupando todo su espacio, todas sus palabras.

Y ese eco interno se despliega, se transforma en una voz para ser libre y así desnudar su garganta para dejar de ser vacío, nada, nostalgia, destierro, incompletud. Podríamos decir que a partir de ese momento se inicia un peregrinaje que tiene la característica de convertirse en una experiencia del límite, pero no en el sentido de abismo o fin, sino de alcanzar -o al menos intentar- sentirse "silencio de sol".

Estos poemas revelan una búsqueda, un encantamiento aunque a veces la voz se torne desesperada, suplicante, huérfana, desafiante. Son poemas que emergen de lo más hondo del espíritu. Tienen la lucidez propia de quien vive intensa y apasionadamente, aunque descubra a su alrededor el horror, la injusticia, la hipocresía, la muerte. "Develar el misterio/ de vivir sin tregua", afirma el poeta.

A través de estos poemas Gustavo Tisocco llega a ser lo que es. Así se expresa lo poético en él, como si se tratara de la dimensión de lo que es genuino, real, verdadero y, por qué no, sagrado.

Abordaremos una poesía que es presencia expresiva de una existencia. Expuesta y nombrada ante todo.

Alguna vez el poeta Edgar Bayley se empeñaba en saber si el sí mismo del poeta está presente en su poema. En el caso de Gustavo Tisocco eso que tanto le obsesionaba a Bayley, se cumple.

Sólo me resta decirles que disfruten de la lectura de este libro, pero les advierto que ingresarán a un vastísimo mundo que merece la pena ser transitado.

Pablo Montanaro



Desde Mocoretá- Corrientes un sol venía asomando sin decidir si su terciana iba contra los labios rasgados de la tierra que pedían sed de clemencia o entibiaba aquella cuna sobre los esteros de mimbre donde el moisés de Gustavo navegaba otra suerte de salvación.

De niño a veces jugaba a las escondidas (premonitoriamente buscaba de su propio encuentro) otras a la rayuela en el salto a la escritura por donde la tiza de Cortázar nos enseña que entre cielo y tierra también es posible unir un mundo, pero lo que más llamara la atención al indagador pequeño, era jugar al farmacéutico y al doctor con cajitas vacías que por entonces le obsequiara el boticario de su pueblo, ahora pienso, con que responsabilidad podemos hacer grande el universo de un niño y tal vez su destino.

De mayor las manos de Gustavo necesitaron estar al servicio y entonces se vistió de guardapolvo blanco y con el conocimiento se formó médico, curador de los más bajitos, pero en sus manos algo temblaba más allá donde el título con su buen ejercicio y entonces ahora Gustavo Poeta, sanador de las almas, cuando al tomar contacto con sus letras nos simbiotiza en ese ir alerta y entonces “Entre soles y Sombras “ de su mano-pájaro, vamos.

Es así como llegó Gustavo Tisocco en Ser y temple de una herramienta que se torna hereje cuando destroza al dolor en cada palabra de cal y canto.
Reconstruir y asumir que la vida se a hecho en un molde único al ir permitiendo que las hojas escritas se metan en vos, vas paseando del abrigo de un Gustavo intimista en sus dos cauces, primero es como si compartiendo un café él te relatara como un sacrosanto la confidencia de su vida, sus pasos los más álgidos, los de carácter humano y la de los otros evoca un jardín de flores y no sabes hasta el final si es para adornar actos de ternura o que se hagan ofrenda de ese cementerio atestado de muertos que deambulan en sus noches insomnes.
Luego va por más y te lleva o te deja expectante, él toma asiento en medio del escenario y un cenital lo alumbra de lleno, nosotros que observantes observamos, pasamos a ser la entelequia en ese runrún que nos sigue ofreciendo en las que yo he resuelto llamar "sus cartas íntimas" y te las pone a todas- hasta la última- sobre la mesa y entonces descubres una maternidad a medias, le habla en la voz del poema a su abuela Rosa a quien invita y dice.<<>> habla del esperma y transpiras ese demandada que desde su hondo pide provoca y hasta te lastima cuando reclama...<
Ay Gustavo cuánto dolor nos dejas ver "Entre tus Soles y Sombras" que acompañan y van derruyendo esta noche que parecía macabra allá afuera y sin embargo abrir la puerta en tu poema de juegos donde citas al Lobo, al gallito ciego o a la ronda de San Miguel donde tantas veces hemos jugado desde la infancia y hoy qué intimidación hace este llanto ternura, te pido ven... ven poeta a mi regazo necesito cobijarte en este abrazo como yo solo se darlo, porque tú mi querido amigo poeta bien lo describes y dices: <>
Y mientras mas me dejo fluir en tus letras y tú que pides
<
brazos cansados/ reposar por un instante en la eternidad/ a pesar de que ya no hay cosmos..>>
Y yo que tibio mi corazón busca el nido donde el sueño es llamador de Sueños y entonces te preguntaría antes de cerrar esta reflexión devolución por lo tanto que me has dado puertas abiertas de tu libro y entonces cuando cuestionas y dejas al aire ...:<<¿Cuál es el secreto que guardo en mis manos cansadas?>>
Y entonces del buen gesto, humildemente besos tus manos hacedoras, artesanas donde esgrimes a la palabra en la disposición justa donde disponen todas sus fuerzas los guerreros de la Luz.
Gustav
o quiero agradecerte de todo corazón todo lo que me has

entregado, en tus gestos, en tu mirada, en tu libro que en definitiva es la voz íntima y pura, honesta de tu propia voz.
Que Dios te bendiga, querido, ahora y siempre en la Luz de tus letras donde oras y aras eternidad, floreciéndote en poemas del asombro.

Fany G. Jaretón



El poeta tiene un camino predeterminado por ser poeta, un exclusivo destino que es el intento de atravesar el misterio. Cada uno tendrá una idea más nebulosa o no tanto de cómo intentar llegar, pero todos, con su poesía, tratarán de poner luz a esa niebla. Y digo “niebla o nebulosa”, porque hablo de aquello que desde este costado del mundo, como diría Olga Orozco, no tenemos certeza. Hablo de lo inefable. Y a la captura de lo inefable, va Gustavo Tisocco quien nos entrega hoy un poemario titulado “Entre soles y sombras”.

Gustavo explora en este libro lo humano, llevándonos así a descubrir nuestra propia condición, nuestra esencia. Sus herramientas son por un lado, los sueños que se logran; por otro, los que quedan como sueños y no pueden ir más allá; también toma como herramienta sus dudas, sus certezas y pronuncia a través de sus palabras el universo de las emociones. Surge allí una dimensión innombrada, mientras de sus escritos emerge el talento para habitar cada sílaba.

El autor nos lleva por un lento sondeo del propio yo e invita al lector a demoler estructuras falsas, para rescatar ese instante de percepción luminosa, ese gesto que todos llevamos dentro.

Gustavo Tisocco es poeta; por eso celebra a través de sus poemas su destino. Lo hace expresándose con el más desnudo y natural de los gestos: el que se da en la sellada transparencia de una voz, donde vida y muerte conciben para lo humano la traducción de su mensaje. En su palabra encontramos lo visceral y lo existencial, lo inmediato y lo cósmico, lo ambiguo y lo secreto que abisman y enriquecen la expuesta soledad del artista, fundando su libertad creadora.

Hay en Gustavo una gran lucidez a flor de piel, pronta a extenderse sobre nostalgias intactas. Dice un poema suyo:

Hoy te trajo la lluvia.

Entre truenos, relámpagos y melancolías

escuché tu risa invadiéndolo todo.

Despoblados, mis charcos te esperaban;

también el sillón del viejo parque

y mis fábulas de triste marinero.

Me impregnó tu olvido de nostalgias azules,

pero estás aquí...

Abruma saber que saldrá el sol.

En todo el libro, por detrás de la escritura, hay otro significado que tiene que ver con la búsqueda de un mundo interno donde se pueden recuperar esperanzas. Dice el poeta en un poema que titula “La hiedra”:

Resurjo perenne desde todos los olvidos,

me nutro del néctar palpitante de labios hechizados

y es cada brote un suspiro que derrocha,

una osadía cada gemir.

Vemos entonces que hay una mirada nostálgica y esperanzada a la vez, mirada vasta que abarca todas las emociones sondeando el abismo interior del lenguaje.

También encontramos una intensa sensibilidad y capacidad creadora junto a diversidad de sonidos y recursos que conmueven al lector y despiertan su interés.

Gustavo contempla, ama, sufre, es feliz. Esto es lo que se encuentra en la poesía de este autor, donde los sentimientos más profundos tienen contundencia, posesión del poema, presencia.

Escribe con pasión llevado por la mano del deseo de vivir y de compartir ese vivir con otro, que muchas veces es otro que se hace universal.

Es un poeta seducido por el amor, los recuerdos de infancia, de familia; seducido por la propia poesía. A veces, esta misma poesía lo tiraniza porque le exige vida, destino, respirar, moverse. Entonces, Gustavo recorre todas las dimensiones posibles y la que más le interesa es la de los vínculos con lo amoroso. En cada poema tiene una cita con la belleza. Sabe jugar con las palabras, como nostalgia, tal vez, de un recuerdo lúdico. Dijo un poeta húngaro de principios del siglo pasado, Attila József-: “Los hombres que no saben jugar, me causan miedo”. Gustavo juega; a veces el juego es oscuro, sufriente; otras se mezcla con campanas de alegría y fuerza para vivir.

Como una flor recién nacida y como planta muy antigua, sus poemas emergen como lúcidos mensajes para todos nosotros. Y vemos que el cielo es pródigo cuando nos permiten descubrir en Tisocco el hombre que siente y es así porque de su interior va hacia nosotros la sensación de libertad de espíritu y el ímpetu de la juventud.

Mientras leía este libro a veces sentí que los poemas, luego , como dije antes, de un sondeo del yo, nacieron con un estallido, un grito, una imposición de vivir a pesar de todo.

Por ejemplo, uno de sus poemas lo concluye diciendo:

“No lloraré.

Sírveme otra copa”.

Y otro finaliza con este verso:

“Mis utopías tienen luz; las adversidades no importan”.

Un poeta puede ejercitarse, entrenarse en la escritura, en la técnica; -puede considerar como lo hacen algunos- que la poesía está más cerca del “oficio” que de la inspiración,o que de la necesidad de volcar lo interno más profundo. Para algunos alcanza con crearse una retórica. Pienso que cada poeta elige su léxico, su sintaxis, aunque esta elección sea inconsciente. Pero hay dos entidades primordiales sin las cuales todo esto, a mi entender, queda vacío, y esas entidades son la emoción y la sensibilidad. Y es justamente a partir de ellas que se puede fraguar la belleza. Esto es lo que hace Gustavo.

Leemos:

“Dijimos adiós

y dejamos entremezclados

tu último suspiro con mi primer melancolía.

No hubo lágrimas ni certezas,

sólo mi caricia cálida sobre tu rostro nevado”.

Muchos de sus poemas están en primera persona, porque este poeta se juega, pone el cuerpo, da la cara, grita en cada palabra todo lo que siente y lo hace en forma valiente y directa.

El se embarca en la poesía como creación.

El poeta inglés Houssman dice: “secreteamos versos...la poesía no es la cosa que se dice, sino cómo se dice”. Así, Gustavo, hace poesía cuando “dice” y “crea”. Por ejemplo en estos versos:

“Se queda muda la risa que tengo siempre,

aflora la verdadera esencia

de mi tristeza enmascarada”.

O en otro donde escribe:

“Incertidumbre y decepción

mi piel vacía.

Pregona tu amanecer

un planeta helado.

No espero,

cierro las ventanas”.

Paul Celan escribe a Hans Bender quien prepara la antología “ Mi poema es un cuchillo”:

“Oficio ( el de escribir ) –que se hace con las manos. Y esas manos sólo pueden pertenecer a una persona(...). sólo verdaderas manos escriben verdaderos poemas(...). Vivimos bajo oscuros cielos y hay muy pocos seres humanos. Probablemente por esto hay tan pocos poemas.”

Es obvio que Celan quiso decir que hay muy pocos seres humanos verdaderamente humanos, con la acepción positiva que lamentablemente se ha desnaturalizado bastante. Y por lo tanto, pocas personas que pueden escribir poemas. No dudo en situar al autor del libro que ahora nos ocupa, en esa minoría. Vemos aquí verdaderos poemas, auténticos, sinceros, con esa sinceridad que sólo un espíritu lleno de riqueza puede dictar.

Creo que viene bien recordar la frase de uno de los poetas más grandes del siglo XX, el alemán Gotfried Benn cuando dice. “ el arte no se ha de comprender; el arte deja impresiones. Esto es su luz”.

Y arte es cuando Gustavo Tisocco escribe cada palabra de este libro que hoy nos entrega.

Quiero explicar que todo lo que acabo de decir no agota lo que podríamos hablar sobre el libro. Propongo tomarlo como una introducción, como unas palabras a modo de prólogo y que tiene que ver con nuestro hábito de presentar libros , acción que nos va acercando al corazón del poeta donde reinan las palabras.

Ahora ustedes saldrán del preámbulo y se sumergirán en el verdadero terreno del poemario, lo leerán y opinarán ustedes mismos.

Dijo Borges: “Las cosas que le ocurren a un hombre, le ocurren a todos”. ATisocco le “ocurrió” este libro que tiene su propia magia y sus propios tiempos. A quien lo lea, también le “ocurrirá” este libro, pues se identificará con su palabra, su talento y su ternura.

En los tiempos adversos en que vivimos, Gustavo hace surgir la esencia del poeta venciendo la locura que se ha adueñado de lo real. Así, traspasa ese daño y embellece la vida cor su palabra. Le agradezco esta entrega.

SUSANA CATTANEO

3 comentarios:

Blogger fanny ha dicho...

Qué lindo que es "tenerte" Gustavo...entre Soles y Sombras.

Tu sensiblemente, Fanny

16 de abril de 2008, 10:52  
Blogger Ana María ha dicho...

Gus querido
Muy bellos tus Poemas.Felcitaciones
Ana María

16 de abril de 2008, 11:04  
Anonymous Anónimo ha dicho...

David Antonio Sorbille dijo...
Sensibilidad y excelencia. Muy buena obra, Gustavo. Te felicito, y también a la prologuista.

26 de diciembre de 2008, 8:37  

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