sábado, 21 de noviembre de 2009

De Milagros Rodríguez sobre mi libro CICATRIZ


Asunto: CICATRIZ

Cicatriz, un libro abierto al dolor (tríptico dedicado a su autor Gustavo Tisocco)

I

La casa vieja en su dolor de escarcha
deja soñar al niño, con su abuelo Pedro
¡Lo robaron los piratas! dice…de eso tengo la certeza
Porque hay ventanas en el muro
Porque lo escondieron entre los trofeos
Ellos, si, los bárbaros
Se lo llevaron dentro de un sueño

-Del cráneo al estrágalo el amor moldea-

Afuera hay sol
Y hay cadáveres honestos
¡No te acerques que puedes caer
dentro del foso que guarda el aljibe!
¡que puedes caer, junto a los honestos!

..... …madre, estamos ya en el foso
con los sueños desechos y hermanos torturados…

Rescátanos

Afuera llueve… rescátanos…

-Del cráneo al estrágalo el amor moldea-

La niña que come en la ventana no es un pájaro
El niño que come en la vereda no es un perro, no

-la intemperie es parte del exilio y la sin-razón-

Juguemos en el bosque si la bestia no esta

II

Vino a visitarme hoy
Manuelito, el pobre muerto
Lo vi libre
Arraigado en el eterno fluir que da la luz
Sus ojos azules guardaban aun
la promesa de la eternidad

III

No habrá primera palabra
ni canción de cuna
ni primeros pasos, no habrá, no

La niña que come en la ventana no es un pájaro
El niño que come en la vereda no es un perro, no

Alguien escribirá un cuento de navidad y ya no habrá espera.

Este cuerpo: -vísceras-besos-dientes-humo-destrozo-ilusión-navaja-
Es muñeca rota
Es muñeca muerta

Este cuerpo desparejo
Este ser nadie sobre esferas secas

Salgo de mí
El sendero de cristal sangra destierros…y llueve

Siempre llueve en mi intemperie

-Del cráneo al estrágalo el amor moldea-


No habrá primera palabra
ni canción de cuna
ni primeros pasos, no habrá, no

Madre recátanos

Siempre llueve en mi intemperie




Este tríptico resume la sensación que me dejó tu libro y ya ves no fue a parar a un cajón, sino al estante de mi biblioteca, pero antes viajó en mis ojos todo este tiempo desde que tuviste la gentileza de regalármelo, hasta el día de hoy en que te lo devuelvo, en palabras.
Un abrazo en la poesía de Milagros Rodríguez

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Palabras de Fanny Jaretón en la presentación de CICATRIZ en Villa General Belgrano


CICATRIZ

Cuando Gustavo Tisocco me pidió que le presentara el libro sufrí una suerte de dicotomía, por un lado experimentar aquello nunca digas de este agua no has de beber; porque soy de las que piensan que los prólogos en los libros de poesía no acompañan y que además en la mayoría de los casos los presentadores hacen su florido discurso para mostrar sus galas desde el egoico aprendizaje-que no necesariamente el conocimiento es a la sabiduría- dejando muy atrás al libro al escritor. Pero en este caso puntual, me dije, me permitirá ser consecuente con mi pensamiento, digo: ser honesta con uno mismo.
De eso se trata el libro de Tisocco, es fiel a la estética y a la honestidad.
Trasmigra de cuerpos en cuerpos, puja a la palabra y en la lucha logra el poder de la ósmosis, no sabés hasta dónde el escritor y hasta dónde el Hombre.
Y no voy a hablar desde la razón, cuando tantas veces es la razón la que nos pierde; voy a hablar del impacto que me tomó cuando contacté su primer libro (digo primero por orden ordinario) Al terminar de leerlo, me preguntaba y cómo será este hombre, cómo su infancia, cuales sus carencias, sus alegrías.
Y le escribí y él desde la humildad que le caracteriza me respondió todo.
Y entonces es ahí que se conlaza el término de la amistad.
Cuando uno toma contacto con su obra/con él es lo que se genera, ese sentimiento del íntimo aprecio.
Hace un par de meses sentí el impulso de la maternidad, y lo primero que se me vino a la mente fue Gustavo, Gustavo y su poema:


Maternidad

Ni cabellos negros
ni rubios asoleados
o rojos rutilantes.
No habrá canciones de cuna
ni un hada madrina en el viejo cuento,
nunca promesas de navidad.
No habrá primera palabra,
ni primeros pasos,
ni despertares nocturnos.

Y hay en mí

úteros vacíos,
espermas nostálgicos
y alumbramientos abismales...


Luego, me piden que coopere con una causa de filantropía y otra vez digo su nombre, sabiendo que solidariamente me va a responder él y sus poemas, porque en todas sus voces también explota esa granada encendida, la poesía social. Y como jugando, a un juego serio, tal dice:


Juguemos en el bosque
si la bestia no está.
Si el lobo está
juguemos a la escondida.
Si te encuentran
jugarás a la mancha de sangre.
Aunque la sangre no veas
jugando al gallito ciego.
Si ríes, con la venda en tus ojos
irás a la ronda de San Miguel.
Allá en el cuartel olvidarás
direcciones, nombre de amigos
y perderás al ahorcado.
Una señorita de San Nicolás,
que sabe tejer, que sabe bordar
no quiere abrir la puerta para ir jugar.
Inquieta espera que regreses,
pero en la rayuela llegaste al cielo.


Gustavo-el escritor- es un ser rebelde, revolucionario porque ha logrado pararse frente al objeto desde otra perspectiva a la del hombre común.
Se molesta, se pica y sin rascarse para adentro se muestra legítimo.
En una entrevista me preguntan si el poeta nace o se hace, sin dudarlo: nace, lo demás es una tibia aproximación.
Y en Gustavo se puede observar eso. La poesía en él es su manera de vida, está en su naturaleza. Salvador de vidas, tal su profesión médico neonatólogo no se amaina con eso y desde el poeamar nos sigue salvando porque la poesía vino para salvar al mundo. Partos tras partos sudados en sus manos para darse a conocer. Felices de estos alumbramientos múltiples.
Decíamos de las voces de Gustavo Tisocco.
Me hace creer en la reencarnación, a veces le habla a Alejandra y es Alejandra. Veces a la Alfonsina y el mar, tal su mirada es Alfonsina y es el mar cielo ese vínculo que se vuelve libro y el libro universo.
Sigo hurgando minerales en su poesía y me encuentro con esta expiación que hace desde la inocencia del niño, desde el asombro, el lugar más cuerdo de la locura donde está parado para el decir sobre el libro de la memoria, porque es por los niños, los borrachos y los locos que sabremos la verdad y entonces por citar dos poemas donde el verboso en sus dos géneros de niño habla emocionado.


La niña que come en la ventana
no es un pájaro, no.

Sin jaulas ella

carece de la belleza
de estar libre.

El niño que come en la vereda

no es un perro, no.

Sus ojos extraviaron

la dulzura
de quien es imprescindible.

Nosotros escribimos de vuelos y ladridos,
olvidamos
que en la intemperie
la inocencia llora.





Niña
afuera llueve,
no te acerques al aljibe
que puedes caer al foso.

El foso es penumbra,

humedad y tragedia.

Niño

afuera hay sol,
no te acerques al aljibe
que puedes caer al foso.

El foso es para suicidas,

ladrones y asesinos.

Madre estamos ya en el foso...

aquí hay cadáveres honestos,
sueños desechos, hermanos torturados.

Rescátanos

y desenmascaremos juntos a los duendes verdes
que habitan entre flores.


Dice Gustavo cuando me invita o me legitima con su amistad y en la confianza, me otorga el privilegio (gracias Gustavo); podés hablar de mis Libros mi Obra en donde estoy compendiado.
Sutil, Entre soles y sombras, Paisaje de adentro, Desde todos los costados, Cicatriz
( ¿No son acaso los títulos mismos una consecuente poesía?)
Siento que en realidad él escribe un largo poema… que la obra en realidad es esta consecuencia donde se construye cada día, tengo aquí que decir de Cicatriz, herida honda que nos deja sin sangre pero con tallos, este es el mensaje que yo recibo, hacer, ya sea de los poemas amorosos o los neurálgicamente tristes un canto de celebración, ¿es que acaso no podemos quedarnos extasiados tal su pureza? Seamos capaces de disolvernos, fundirnos, embriagarnos en esta unidad que rescata a la vida y su misterio, esa Celebración.

Los invito a comprar el Libro de Gustavo Tisocco, Cicatriz; he aprendido que lo que se regala, no tiene valor. Repito: Lo que se regala no tiene valor. Y que este libro cuesta caro, aquí no se llevan un libro de poesía más, aquí una voz que se destaca y abrazado a su lomo un amigo para siempre.

Hemos hablado de voces, porque todas las voces se representan en él y con él, lo hagamos.



Cuando mi Príncipe
me despertó del sueño
más de siete enanos nos juzgaron.

Desde ahí, ese beso es mi gloria.

Ahora,

todas las manzanas
que nos ofrecen,
saben a veneno.






Vino a visitarme hoy
Manuelito, el pobre muerto.
Trepamos nostalgias
y viejos avatares,
persistimos en la osadía
de reír pese a todo.
Lo vi libre
arraigado al eterno fluir
que da la luz.
Me percaté
que persisten aún
sus ojos azules.
Exploré
en su espacio
la eternidad.
Hoy vino a mí
mi amigo muerto,
pero el pobre soy yo.



Gracias por este momento de Celebración de poesía, de amistad.

Fanny G Jaretón

martes, 10 de noviembre de 2009

Comentario sobre mi libro CICATRIZ realizado en El Periódico DESDE BOEDO


CICATRIZ
Gustavo Tisocco - Editorial Vinciguerra - Buenos Aires, 2009

Este tipo viene de extramuros. Es correntino y algún sapucái perdido en la inmensidad de la urbe porteña lo debe conmover cada tanto. Gustavo Tisocco comenzó de joven con la aventura de la poesía y hoy, capturado por el despiadado avance de la tecnología, tiene su propio “blogspot” (con perdón de la palabra). En Cicatriz, los trazos poéticos del autor despiertan memorias perdidas. El poeta agita, reclama y hasta reprocha. No son metáforas al pasar. Sus palabras taladran el indigno olvido. En este trabajo conjuga el amor que “se mete en los huesos” con recuerdos quebrantados por el espanto, entre “globos y palomas” y aquellos “gritos de algarabía en un estadio lleno de ilusiones y mentiras…” y las “abuelas tenaces” en el terror impuesto de 1978. O la metáfora-imagen del abuelo Pedro con los bárbaros aglutinadores de fortunas, trofeos y sangre ajena. En Cicatriz también aparece el amor. Todo costado trágico tiene su contrapartida de pasión. También llega la nostalgia y esas pinceladas de melancolía que, a la distancia, se sospechan presentes en las grietas de la piel y del alma. Pero no todo es patético desencanto ni fracaso eterno. Pese a las heridas y la suma de derrotas, hay en Tisocco una sutil esperanza para que esto cambie de una vez. Una buena coincidencia con el sueño de Raúl González Tuñón.

Leonardo Busquet


http://periodicodesdeboedo.blogspot.com/